Desde el mismo momento en que se decretó la pandemia, SuperGIROS, una de las empresas de servicios postales más importantes del país, entendió que debía convertir las dificultades en oportunidades.

Resolver como alejar a la gente (por lo menos dos metros) cuando toda la vida ha trabajado para acercarla fue el gran reto de este empresario quindiano que se propuso rediseñar su negocio inmediatamente el Gobierno declaró la cuarentena en todo el país para aplanar la curva de contagios del coronavirus.

Édgar Páez es el líder de una compañía que tiene más de 40 mil colaboradores distribuidos por 23 departamentos de Colombia y que diariamente abría más de 20 mil puntos antes de la declaración de la emergencia, a los que llegaban millones de personas a enviar giros, hacer recargas, pagar servicios públicos y sellar juegos de suerte y azar.

De la noche a la mañana esos clientes se esfumaron y la operación se apagó dejando en pausa a esos empleados.

Páez organizó de inmediato a su equipo para salvaguardar con éxito el bienestar de los miembros de la marca, mantener sus empleos y tener abiertos solo los puntos necesarios para pagar los programas del gobierno que desde hace años se le encomendó por su importante nivel de cobertura.

SúperGIROS paga los subsidios de adulto mayor y de familias en acción y tiene la delicada labor de entregar a cerca de 800 mil adultos mayores esos recursos ordenados por el gobierno después de que Fiduagraria, la fiduciaria publica que maneja ese programa le encomendará,  por orden presidencial, entregar  a cada uno de esos beneficiarios 240 mil pesos representados en un subsidio para apoyar a esa población vulnerable en medio de la pandemia.

Ese proceso permitió tener a flote la empresa que se mantuvo activa, con el voto de confianza que le dió el gobierno, haciendo un trabajo de conciencia social entre sus funcionarios.

“Muchos de nuestros clientes son personas de alto riesgo por su edad y eso nos obliga a ser excepcionalmente cuidadosos en el contacto con esta población, con la desinfección de las oficinas y el atuendo de los colaboradores para evitar contagios”, dice Edgar Páez orgulloso de lo que ha logrado.

En ese proceso de reinvención, SuperGIROS aceleró varios proyectos que venían en camino para el segundo semestre, uno de ellos es la aplicación digital desde la que se hace ahora en el móvil mucho de lo que se realizaba en las oficinas y el programa SuperGIROS al Barrio que consiste básicamente en buscar en sus sitios de aislamiento a los clientes que por el Covid-19 no pueden llegar a los puntos que tiene instalados la empresa.

“Aquí ese dicho de que si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña aplica a la perfección, nosotros le prestamos en su calle, en su barrio, en su casa todos los servicios a los ciudadanos, los buscamos, los apoyamos y ayudamos al gobierno en su propósito de evitar los contagios deteniendo la movilidad de la gente que es el principal vector de propagación de este virus contra el que debemos luchar coordinados todos”, dice Edgar Páez al explicar la estrategia del trabajo a domicilio.

“Las dificultades para superGIROS suponen oportunidades en una compañía donde se ha crecido en medio de las adversidades y donde el factor humano, lo demuestra la pandemia, es fundamental”, afirma su gerente general Jhonatan Reyes.

El compromiso de sus colaboradores es un elemento clave en los procesos. Cada uno de ellos, a través de un manual digital que la empresa creó y puso a circular entre  su comunidad,  procura que cada cliente atendido tenga su tapabocas, sus guantes y conserve dos metros de distancia mínimo entre ellos en los lugares de atención, sean móviles o fijos, y que en cada persona se inculque pedagogía para que aplique esos protocolos permanentemente porque además de servicios esta empresa está entregando enseñanzas para que todos, en medio de la pandemia, hagan un “supergiro” en su comportamiento.